Archive for octubre, 2010

Jorge Bonsor y el camino de Arahal

octubre 27, 2010

Desde su casa en Mairena, el Castillo de Luna, veía Arahal a través de la extensa llanura, la Vega, como él la llamaba: «…el próximo lunes que será, cuando probablemente cruce la Vega con él o con quien sea, en bicicleta desde el Gandul a El Arahal y más tarde a Paradas.» El pintor y arqueólogo Jorge Bonsor fue un vecino ilustre que recorrió los caminos de Arahal. La excursión en bicicleta es de la primavera de 1902, cuando tenía 47 años y llevaba veinte afincado en España, estudiando las tierras andaluzas en busca de restos arqueólogicos.


Arriba, el Castillo de Luna en Mairena, que se comenzó a construir en el s. XIV, cuando la localidad fue entregada por el rey Alfonso XI a Pedro Ponce de León. En esta vista aérea se ve muy bien su enclave en una antigua cantera romana, como decía Bonsor. Debajo, una carta de de 1902 donde se cita a Arahal.

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Jorge Bonsor (George Edward Bonsor Saint Martin, 1855-1930) llegó a España en 1880 recién terminados sus estudios de Bellas Artes en busca de paisajes y motivos. Pero pronto cambió su vocación, como él mismo lo confiesa: «…vine joven a España… Vine aquí para pintar, pero pronto dejé el arte por la arqueología».

Su vocación se despertó en Carmona, donde en 1881 asistió junto al farmaceútico Juan Fernández, al descubrimiento de una tumba de la necropólis romana: «Fue la fuerte impresión que me produjo penetrar en esta cámara funeraria y contemplar sus portentosas pinturas cubriendo la totalidad de la superficie de sus paredes la que me hizo decidirme, conmovido, a consagrar mi vida a las investigaciones arqueológicas… «. En 1885 se creó la Sociedad Arqueológica de Carmona, cuyo presidente fue Sebastián Gómez Muñiz, párroco de Santa María. Jorge Bonsor figuraba como vocal. El objeto de la sociedad era el estudio de todo cuando se relacionese con la arqueología local y alrededores. Para ello se harían excursiones y excavaciones fuera del término rural de Carmona, aunque sin traspasar nunca los límites de Osuna, Ecija, Alcalá de Guadaira, Arahal y Marchena.

Parte del equipo fotográfico de Bonsor mostrando cámara y cajas de placas, utilizado para documentar los hallazgos arqueológicos. La fotografía pertenece a una exposición sobre Bonsor celebrada en Baelo Claudia (Tarifa).

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En el camino de Arahal

Bonsor tuvo que andar y desandar innumerables veces el camino de Mairena a Arahal. En el camino de Arahal había una extensa necrópolis junto a la villa romana de La Peñuela, con sepulturas que llegan hasta el siglo V d.C. Bonsor sabía que estaba rodeado de yacimientos arqueológicos por descubrir. Su tarea en Carmona fue primordial, pero también se manifestó atracción por otros lugares: los Alcores, Baelo Claudia en Cádiz o Setefilla en Lora del Río.

Sus visitas al Cerro del Cincho tuvieron que ser frecuentes, en su propósito de establecer el trazado de las vías romanas de la Bética. En un trabajo de Ramón Corzo («Munda y las vías de comunicación en el Bellum Hispaniense», 1971), se estudian en profundidad las vías romanas de esta zona, atendiendo lo descrito en el famoso Itinerario de Antonino, como el trayecto entre Hispalis (Sevilla) y Anticaria (Antequera). A partir de Hispalis está vía se dirigía a Basilipo en el Cerro del Cincho, con un trazado bastante bien conocido. Las 21 millas del Itinerario coinciden con las distancia real desde Torreblanca hasta el Cerro del Cincho. Siguiendo el camino, de Basilipo a Ostipo (Estepa) se cuentan 56 millas y dos mansiones intermedias: Carupa e Ilipa, que coinciden con lo que luego serían la Puebla de Cazalla y Cortijos de Repla, respectivamente. Todo el itinerario lo tuvo que conocer bien Bonsor, así como, en sus incursiones, los restos que se encontraban en el Cerro del Cincho y alrededores del cortijo de Menguillán.

Bonsor fue impulsor de la arqueología moderna en España y descubridor de la riqueza patrimonial de Carmona. Arahal, vecina de ésta fue participe en menor escala de ese patrimonio dejado por la antigua Roma. Es evidente que no existe un pueblo romano de Arahal, pero sí restos y enclaves romanos en su término municipal. Es mi intención recordar a quien hace un siglo investigaba con sus trabajos y estudios por estas tierras.

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Epistolario de Jorge Bonsor (1886-1930) editado en 1999 por la Real Academia de la Historia. Aquí aparece la carta citando a Arahal. En la cubierta, el salón de la casa de Bonsor en el castillo de Mairena (ampliar).

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Bibliografía

– Caballos Rufino, Antonio. 2001. «Carmona romana». Universidad de Sevilla. Publicaciones.

– Corzo, Ramón. 1971. «Munda y las vías de comunicación en el Bellum Hispaniense».Texto en PDF (via internet).

– Maier Allende, Jorge. 1999. «Jorge Bonsor (1855-1930). Un Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia y la Arqueología Española». Publicación del Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia, Imprenta Taravilla, Madrid. ISBN 978-84-89512-30-6

– Maier Allende, Jorge. 1999. «Epistolario de Jorge Bonsor (1886-1930)». Comisión de Antigüedades, Real Academia de la Historia, Taravilla, Madrid. ISBN 84-89512-57-4 pdf

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Un apunte sobre los Zayas de Arahal

octubre 15, 2010

En un antiguo número de la revista Hidalguía hay un estudio de la familia Zayas de Arahal. Es un pequeño apunte, incluido en un trabajo sobre los orígenes y la genealogía del marqués de Pickman. La inclusión de los Zayas se debe a la boda que hiciera uno de ellos, Maria Concepción Zayas y Sergeant, nacida en Arahal, con José María Piñar Llanos en 1836. La familia Zayas, a partir de aquí y durante todo el siglo XIX, irá realizando uniones y enlaces familiares de los que resultarán algunos apellidos de la alta burguesía arahalense, con un papel importante en los destinos del pueblo.

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Los Zayas

La de Arahal es una de las ramas de la ilustre familia de los Zayas, que encontramos documentada en el pueblo en el siglo XVIII. El primer Zayas que se cita en el estudio es D. Miguel Zayas Ponce de León, casado con Isabel de Brenes y cuyo hijo será el que inicie el despegue del apellido..

I.- D. Miguel de Zayas Ponce de León/ Dña. Isabel de Brenes

II.– D. Miguel de Zayas Ponce de León y Brenes / Dña Vicenta Sergeant y Mendívil

D. Miguel Zayas Ponce de León y Brenes, hijo del primer Zayas, fue bautizado en la Magdalena de Arahal en 1771 y se casó en Sevilla con la hija de los marqueses de Monteflorido, Dña. Vicenta Sergeant y Mendívil, en 1793. Fue Maestrante de Ronda y ocupó el cargo de alcalde de Arahal en los años turbulentos de la Guerra de la Independencia. En una nota enviada al Diario de las discusiones y actas de las Cortes (Cádiz, 1812) aparecen dos Zayas: D. Miguel de Zayas y D. José de Zayas:

«Señor, la villa del Arahal, representada por D. Miguel de Zayas y Brenes, alcalde de primer voto en su ayuntamiento constitucional, y apoderado del reino, y D. José Zayas, capellán de honor de S. M., apoderado por su clero, tienen el honor de presentarse á V.M. á rendirle el homenage y respeto debido de obediencia y de sumisión á felicitarle por las victorias de los exércitos nacionales y aliados…»

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Los 6 hijos de D. Miguel y Dña. Vicenta son:

1) D. Miguel de Zayas y Sergeant, nacido en Sevilla en 1795.

2) Dña. Mª Vicenta Zayas y Sergeant, nacida en Arahal y casada con su pariente D. Miguel de Zayas, natural de Carmona. Tienen los siguientes hijos:

……………..a) Dña. María del Carmen de Zayas y Zayas, mujer de D. Eduardo Benjumea y Gil de Gibaja y Ceballos, y en cuya descendencia se fijó temporalmente el marquesado de Monteflorido, propio de los Sergeant.

……………..b) D. José de Zayas y Zayas, nacido en Arahal y casado con su parienta Dña. Mª Rosario Caro y Zayas, natural de Carmona.

3) Dña. Dolores de Zayas y Sergeant, nacida en Arahal y mujer de D. José Torres Ramírez, nacido en Osuna, que tuvieron un hijo:

……………..c) D. José Mª de Torres y Zayas, casado con su prima hermana Dña. Carmen Piñar y Zayas.

4) D. José Mª de Zayas y Sergeant, muerto soltero en Sevilla en 1870.

5) Dña. Mª Concepción de Zayas y Sergeant, mujer de José Mª Piñar Llanos, citada arriba y motivo de la inserción de los Zayas en el estudio sobre el marqués de Pickman.

6) Dña. Mª Francisca de Paula de Zayas y Sergeant, nacida en Arahal y consorte de don Manuel de Torres y Calvillo. Fueron padres de 2 hijos:

……………..d) Dña. Mª Vicenta de Torres y Zayas, nacida en Arahal y casada con D. Francisco Quintano y Elías, natural de Cádiz.

……………..e) Dña. María Concepción de Torres y Zayas, mujer de D. Jacinto Zaldo Mingo, médico.

Zayas, apellido de origen español, tiene una etimología prerromana y esta relacionada con la palabra vasca “zai” que significa guarda o vigilante. Otros genealogistas aseguran que el apellido Zayas tiene su origen en Aragon, pasando una rama a Andalucia posteriormente. Escudo de armas: Escudo partido: 1º En campo de oro, cuatro barras de gules (armas reales de Aragon, por descender este linaje del Infante de Aragon Don Jaime), y 2º en campo de Azur, dos castillos de oro, aclarados de gules.

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Los Sargeant

Respecto a los Sargeant, el estudio cita como primer miembro de esta familia en Sevilla a D. Felipe Sargeant, cuyo hijo, D. Felipe Sargeant y Salcedo (1744-1788), fue primer marqués de Monteflorido.

I.- D. Felipe Sargeant, casado con Dña. Francisco Salcedo Moyano en segundas nupcias. Padres de:

II.- D. Felipe Sargeant y Salcedo / Dña. Vicenta de Mendívil y Colarte. I Marqués de Monteflorido en 1770. Casó en Sevilla en 1761 con Dña. Hijos suyos son:

………………1) D. José Mª, II Marqués de Monteflorido, Maestrante de Granada, casado con Dña. Mª Trinidad Vilardell ySancho.

………………2) D. Felipe, Presbítero.

………………3) D. Francisco, Guardiamarina, nacido en 1769 y casado en Sevilla con Dña. Mª Luisa Bermudo Ortiz.

………………4) Dña. Vicenta, nacida en Sevilla en 1773 y casada con D. Miguel de Zayas Ponce de León y Brenes.

………………5) D. Antonio, Oficial de la Real Armada, nacido en Sevilla en 1775, casó con Dña Cayetana de Aguilar y Cueto y Fernández de Mirones, y en cuya descendendencia se encuentra hoy el marquesado de Monteflorido.

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Los Piñar y Zayas

Del matrimonio de D. José Mª Piñar y Llanos y Dña. Mª Concepción de Zayas y Sergeant, citado al comienzo de este artículo, nacieron cinco hijos.

I.- D. José Mª Piñar y Llanos / Dña. Mª Concepción de Zayas y Sergeant

……………….1) D. José Mª, casado con Dña. María Pickman y Pickman.

……………. 2) Dña. Carmen Piñar y Zayas , mujer de su primo hermano D. José Mª de Torres y Zayas.

……………….3) D. Antonio, Guardiamarina, bautizado en la Magdalena de Arahal en 1842.

……………….4) D. Fernando, Guardiamarina, bautizado también en la Magdalena de Arahal en 1843.

……………….5) D. Enrique Piñar y Zayas, Guardiamarina, bautizado también en la Magdalena de Arahal en 1846. Se casó con Dña. Mª Dolores Tapia Guerrico, nacida en Arahal. Tuvo una hija, Dña. Ramona Piñar Tapia, nacida en Sevilla en 1876 y casada en Arahal con D. Manuel Garrido López.

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Los Piñar y Pickman

En cuanto al primogénito del matrimonio de Dña. Mª Concepción Zayas y Sergeant, D. José Mª Piñar y Zayas, ya hemos dicho que casó con Dña. María Pickman y Pickman. D. José Mª era Teniente Coronel de Ingenieros. Había nacido en Arahal en 1837 y murió en Sevilla en 1906. De su matrimonio tuvo tres hijos: Dña. Mª Josefa Piñar y Pickman, nacida en Sevilla (1877), D. José Mª Piñar y Pickman, nacido también en Sevilla (1881), y D. Carlos Piñar y Pickman, nacido también en Sevilla (1886).

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El marquesado de Monteflorido

El marquesado de Monteflorido proviene de la familia de los Sargeant, como hemos visto arriba. Es un título creado por Carlos III en 1770 a favor de Felipe Sergeant y Salcedo, primer marqués de Monteflorido. Dña. Vicenta de Sargeant, nacida en Sevilla en 1773 y casada con D. Miguel de Zayas Ponce de León y Brenes es hija del I Marqués de Monteflorido.

1. marqués de Monteflorido. Felipe Sergeant y Salcedo.
2. marqués de Monteflorido. José María Sergeant y Mendivil.
3. marqués de Monteflorido. Antonio Sergeant y Mendivil.
4. marqués de Monteflorido. Eduardo Benjumea y Zayas, hijo de Eduardo Benjumea y Gil de Gibaja y de María del Carmen Zayas y Zayas. Casado con Benita López y Diaz de Quijano.
5. marqués de Monteflorido. Santiago Benjumea y López, hijo de Eduardo Benjumea y Zayas y Benita López y Diaz de Quijano. Casado con Soledad Rojas y Brieva
6ª marquesa de Monteflorido. María del Pilar González-Green y Magro López de Ochoa, hija de Alvaro Gonzalez Magro y Esperanza Green y López de Ochoa. Casada con Jaime de Parias y Merry

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Algunos documentos en la historia del Marquesado de Monteflorido:

1844.- Renuncia del título de Marqués de Monteflorido por D. Bernardo Sergeant y Villardino por falta de bienes en 1844. (El Clamor Público. 22/05/1844)

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1907.- Rehabilitación en 1907 del título de Marqués de Monteflorido a favor de D. Eduardo Benjumea y Zayas. (La Época, 27/11/1907)

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1915.- Necrólogica de Dña. Carmen Zayas y Zayas, viuda de D. Eduardo Benjumea y Gil de Gibaja, aparecida en La Época (20/02/1915).

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1919.- El marqués de Monteflorido en Arahal en 1919, inaugurando las Escuelas Municipales situadas en el Ayuntamiento. Eduardo Benjumea y Zayas va acompañado de su esposa e hijos. (Mundo Gráfico. año IX num 425. 3 Diciembre de 1919) (VER)

1919.– Nombramiento de «Hijo Ilustre» de la ciudad de Arahal a don Eduardo de Benjumea y Zayas. 1 de septiembre de 1919.

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1940.- Funeral de D. Miguel Benjumea y Zayas, noticia aparecida en la prensa el 14/03/1940. (ABC Sevilla).

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1941.- Segundo aniversario de la muerte del 4º Marqués de Monteflorido, D. Eduardo Benjumea Zayas Gil de Gibaja. Misa solemne en el Santo Cristo de Arahal en 1941.

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Bibliografía

Diario de las discusiones y actas de las Cortes, Volúmenes 15-16. Cádiz. Imprenta Real, 1812

Revista Hidalguía. Revista de Genealogía, Nobleza y Armas. Madrid (Ediciones Hidalguía)

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Ganaderías de lidia en Arahal

octubre 10, 2010

El nombre de Arahal también tiene su importancia en la historia de la economía ganadera del siglo XIX, especialmente la taurina. Esto coincide en un momento en que la crianza y selección del ganado para la corrida estaba en su apogeo, ya superados los balbuceos de la lidia en el siglo XVIII.

Hay que tener en cuenta que Arahal está en el centro de una de las principales áreas ganaderas, la andaluza. Aquí, algunos colonos del duque de Osuna, convertidos en propietarios y terratenientes después de la quiebra de éste, se hicieron criadores de toros de lidia en sus nuevos cortijos. Ya entonces, el siglo XIX había dejado atrás los rudimentarios criterios de selección de ganado para el toreo, dando paso a una explotación pecuaria especializada, que hallaba una notable fuente de ingresos en la crianza exclusiva de ganado bovino bravo.

Arahal, como lugar de criadores, aparece en algunas publicaciones y noticias de la época. En un Manual de veterinaria y equitación editado en 1858 en Madrid, bajo el epígrafe “Noticia de los hierros que usan las ganaderías más acreditadas de Andalucia y Extremadura” cita los siguientes ganaderos:

D. José Zayas Sequen

D. José Torres Ramírez

D. Manuel María Torres

D. Antonio Jiménez Navarro

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Arriba, Manual de veterinaria y equitación para el uso de todos los institutos y plazas montadas del ejército, por D. A. G. y G., Comandante de Caballería (Madrid, 1858. Imprenta de la Viuda de Palacios). Junto a los cuatro ganaderos de Arahal que cita el libro, aparecen sus respectivos hierros.

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Arriba, listado de ganaderos de Arahal con cría caballar. Así aparece en el «Libro de los hierros o marcas que usan los criadores para sus ganados caballares, rectificados por fin del año 1859», editado dos años después del anterior.

El «Libro de los hierros o marcas…» fue mandado imprimir por Juan Zabala, Director General de Caballería, en Córdoba en 1860. En la obra se recogen los principales hierros con los que se marcaba al ganado y los nombres de las familias propietarias de éstos, pertenecientes a provincias españolas de larga tradición ganadera como Sevilla, Granada, Córdoba, Cádiz, Madrid, Ciudad Real, Cáceres o Badajoz, entre otras. El libro está dividido en provincias, ciudades, pueblos y villas y es una obra muy útil para conocer el pasado de la cría caballar en algunas provincias españolas en el siglo XIX.

Se podría decir que en el libro de Zabala estaban «todos» los ganaderos y en el de D. A. G. y G. había una selección con los nombres más importantes. La cría caballar y la taurina se mezclaban y sufrían numerosos cambios, pues unas ganaderías eran asimiladas por otras, vendidas o heredadas. En el caso de Arahal, es interesante ver el número de ganaderos con hierro o marca, cuyos nombres aún hoy suenan entre los antepasados de los arahalenses.

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Los Torres.- Entre los ganaderos citados, destaca el nombre de esta familia, que desciende por parte paterna de Manuel Mª Torres de Arahal. Éste era un gran colono del duque de Osuna, según se pone de manifiesto en el amillaramiento de 1853 de Arahal (se entendía por «amillaramiento» el Padrón General de la Riqueza de cada municipio). En él figura como colono de 1.200 hectáreas de tierra propiedad del duque.

Entre los numerosos Torres que nos encontramos en el siglo XIX, el más conocido es José Torres Díaz de la Cortina, descendiente por parte materna de Juan Díaz de la Cortina, de Marchena. José Torres también empezó como colono y en 1863 era arrendatario de 550 hectáreas pertenecientes al duque de Osuna. Cuando en 1869 se pusieron a la venta los bienes de éste a causa de su quiebra, compró varios cortijos que en total sumaban 1,500 hectáreas. Esto fue en 1872, pero en 1880 volvió a comprar otras fincas con 1.300 hectáreas, lo que le convirtió en un gran propietario terrateniente

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En esta noticia del periódico taurino El Enano de, con fecha de 1 de mayo de 1855, leemos sobre una corrida de ocho toros «de la ganadería de don José M. Torres y Ramírez, vecino de Arahal, con divisa grana y blanca». En esta ocasión, Torres comparte su ganadería con otra muy importante, la de José de Arias Saavedra de Utrera. La ganadería de toros saavedreños gozó durante el segundo tercio del siglo XIX de una buena reputación de bravura. José de Arias Saavedra había heredado esta ganadería de su suegro, Juan Domínguez Ortiz (“El Barbero de Utrera”), famoso criador de reses de lidia que había muerto en 1834. Más adelante, en 1863, doña Dolores Monge, viuda de Murube, compraría novecientas veintisiete cabezas saavedreñas, con lo que dar principio a su famosa ganadería.

La ganadería de Torres, al ir de acompañante de la de Saavedra, hace pensar que sería de igual o similar importancia. Esto no es de extrañar por la vecindad de que gozaba Arahal. Además de la citada casta saavedreña, en Utrera estaba la casta Cabrera. Fue fundada por Luis Antonio Cabrera en el siglo XVIII con reses bravas adquiridas a los frailes cartujos y dominicos. En 1852, sus herederos vendieron un importante lote de ganado a don Juan Miura Rodríguez, quien inició así su legendaria divisa. Otra ganadería nacida en Utrera en el XVIII, de la mano de Vicente J. Vázquez, es la casta vazqueña, de la que actualmente desciende la de Concha y Sierra.

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Arriba, noticia aparecida en el «Diario oficial de avisos de Madrid» que anuncia una corrida de toros en Madrid en mayo de 1854. En ella aparecen tres toros de José Mª de Torres. En esta corrida toreó Cúchares (Francisco Arjona Guillén), representado en la imagen a color.

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Una noticia anterior, aparecida en el periódico taurino El Enano el 16 de mayo de 1854, dice lo siguiente: «hizo su estreno en esta plaza la ganadería de Torres, de Arahal, y si se ha de juzgar por la muestra, no cede en calidad á muchas otras de aquella tierra…» La ganadería de Torres estaba bien considerada por los aficionados y así se manifiesta en los periódicos de la época, a pesar de hacerlo en breves notas y gacetillas.

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Arriba, noticia de 21 de abril de 1857, informando de una corrida celebrada en Sevilla con ocho toros de Torres. Estuvo presidida por los duques de Montpensier. En la noticia se cita a José Maria Torres y Ramírez, del Arahal, como vecino de Sevilla.

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Centella.- En Arahal fueron criados toros famosos que todavía se recuerdan en la historia de la tauromaquia. Muchos son los ejemplos de toros célebres que se conocen por sus hazañas en las plazas, especialmente por los caballos que mataron, en los tiempos en que los caballos salían al ruedo sin la protección que actualmente les presta el peto. Este es el caso del llamado «Centella». Lo cita así José María de Cossío en su obra Los Toros, en el primer volumen: «Centella.-Toro del ganado de don José María Torres, de Arahal (Sevilla). En el año 1851 tomó en Cádiz 53 puyazos sin volver la cara, mató nueve caballos, hirió a cuatro y volvió a los corrales indultado».

También encontramos la ganadería de Torres en otras reses notables. Una nota periodística de la época cita a  «los toros Bragadito y Jardinero III, de la ganadería de don José Torres Díez de la Cortina, cuya antigüedad es del 01-10-1882». Estos toros fueron lidiados por el sevillano Faico (Francisco González) en la plaza de Madrid el día de su alternativa (03-03-1894).

En esta imagen de una fotografía antigua se puede ver un toro bravo prototipo de ganadería andaluza de la época. Está tomada en el último tercio del siglo XIX.

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Manuel Cosme.- En la noticia de arriba, aparecida en el «Boletín de loterías y toros» de 15 de abril de 1867 se puede leer el fallecimiento en Madrid de Manuel Cosme, natural de Arahal. Manuel Cosme era el encargado de la ganadería de Torres hasta que se fué a la del duque de Veragua. Reproduzco la noticia completa: «El conocedor de la ganadería del Excmo. Sr. Duque de Veragua, Manuel Cosme, natural de Arahal, provincia de Sevilla, murió en esta corte y en la casa de su amo, el día 22 de Febrero de 1867, a consecuencia de una pulmonía. El honrado y entendido Manuel Cosme, que tendría 50 años, había dirigido las ganaderías de D. José Torres Ramírez, de Arahal, y la de D. Francisco Taviel de Andrade, y hacía seis años que estaba al frente de la de Veragua; durante su enfermedad fue asistido con la misma eficacia que uno de la familia del Sr. Duque, estando a su lado y auxiliándole en sus últimos momentos, la virtuosa Sra. Duquesa».

Importante tenía que ser este arahalense y buen conocedor de la crianza de reses bravas para que el duque de Veragua lo tratara de esta manera. Así, no sólo encontramos prestigiosos ganaderos en Arahal, también aparecen entendidos del pueblo en sus ganaderías.

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Cartel de toros de una corrida celebrada en el Puerto de Santa María el año 1855. Es la época del apogeo de la ganadería de Torres, cuando acude con sus reses a muchos festejos.

Arriba, toros de de Benjumea para Bombita y Machaquito, en las Fiestas del Centenario de Calatayud en 1908.

 

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Fiesta campera en la finca de «Benamalillo», propiedad del ganadero don Romualdo Arias de Reina, en honor del hijo del presidente de los Estados Unidos, F. D. Roosevelt, en 1933. (más información)

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Bibliografía:

– «Ganaderías de lidia y ganaderos: historia y economía de los toros de lidia en España» de Antonio Luis López Martínez. Universidad de Sevilla, 2002.

– «Hierros y encastes del toro de lidia» de Filiberto Mira. Guadalquivir Ediciones, 1998.

– «Los Toros» de Jose Mª de Cossío. Espasa Calpe, 1995.

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Etnografía del verdeo

octubre 1, 2010

El verdeo, una tradición transmitida de generación en generación sigue siendo para Arahal razón de su existencia y de su economía. La recolección tiene lugar durante los meses de septiembre y octubre, aprovechando que el fruto tiene su mejor tamaño y aún no ha cambiado de color. Cada día, después de la cogida, la aceituna es transportada a las industrias para dar paso al proceso de elaboración.

Un breve repaso a la comunidad humana que encierra la palabra Arahal, nos manifesta la riqueza etnográfica que encierran estas labores agrícolas del otoño. Hay cosas que perviven y otras que no.

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Cuadrilla.- Una cuadrilla es el conjunto de trabajadores que participa en la recolección de un olivar. Su número depende de éste y sus circunstancias de explotación. Puede estar compuesta por 25 personas, por 10, por 5… En la cuadrilla suele haber más mujeres que hombres y muchos de los componentes son familiares. Recolectando en cada olivo puede haber tres cogedores, dos en los bancos para las partes más altas y uno en el suelo. La evolución en la recogida de la aceituna de mesa ha sido muy escasa, pues se continúa recogiendo a mano, evitando vibradoras y otros inventos que dañan a la aceituna. La fotografía actual de los cogedores con gorras americanas contrasta con la de hace 50 años de 7 cogedoras y 4 cogedores: las mujeres llevan pañuelos en la cabeza y pantalones debajo de la falda para poder subirse a los bancos sin enseñar nada.

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Banco.- Para alcanzar las partes más altas los cogedores se valen de un banco, una escalera doble, a veces con una red sujeta en la base para que las aceitunas caigan en ella y no entren en contacto con el suelo. A pesar de ser los bancos un tipo de escalera de fácil construcción en una carpintería, cada vez son más difíciles de encontrar y se convierten en un extraño apero agrícola en las tierras sevillanas.

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Macaco.- El proceso de recogida de la aceituna de mesa es totalmente manual, el verdeo de la aceituna se realiza de la misma forma artesanal de siempre, se recoge el fruto uno a uno, depositándolo en un cesto de esparto, que el recolector lleva colgado a su cuello, llamado macaco. Antes era fácil comprar un macaco en la espartería, ahora menos. Algunos cogedores los guardan como objetos sagrados, heredados de sus antepasados, otros improvisan con cualquier recipiente colgado al cuello.

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Espuerta.- Las espuertas de esparto o palma con dos asas se utilizaban en el olivar para llenar los macacos o para llevar las aceitunas en el remolque al almacén. También se usaban en las almazaras para prensar la aceituna. En otro tiempo la relación del esparto y la aceituna parecía una conjunción que nunca acabaría. Pero no, ahora son sustituidas por espuertas de goma, más fuertes e irrompibles, aunque menos degradables.

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Cántaro.- Antes, los cántaros acompañaban a los cogedores de forma imprescindible, no sólo servían para beber sino para hacer el gazpacho colectivo del mediodía. Junto a los cántaros iban los botijos, para que bebieran los trabajadores, aunque muchos lo hacían en la boca del cántaro. La cuadrilla no tenía que preocuparse del agua, una tarea de la que se ocupaba el encargado.

Ahora los cogedores llevan botellas de plástico en su mochila, dos elementos nuevos en el olivar. La recolección, más cómoda que antes, ha ido perdiendo su sentido grupal y el cogedor ha individualizado sus necesidades (transporte, comida, bebida).

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Barreño.- El plato barreño era el acompañante del cántaro, recipiente básico a la hora de preparar los avíos de los cogedores. Lo mismo que la maza de madera y los ingredientes del gazpacho guardados en una taleguilla. Se ocupaba de hacerlo uno del grupo, que debía procurar no olvidarse de ningun utensilio o ingrediente. Más fácil para el despistado que no traía cuchara era improvisar una cortándola de una hoja de pita, para lo que era necesario una buena navaja.

El gazpacho, durante la recolección, formaba parte importante de la dieta de cogedores y cogedoras. A mediodia se paraba para preparalo y un habilidoso de la cuadrilla era el encargado de hacerlo. En el barreño y con la maza de madera demostraba su arte, empezando con un majado del ajo, la sal gorda, el pimiento, el tomate… Todos comían en el barreño. Cuando quedaba poco líquido, se echaba aceite y se hacía un sopeado, en el que los más hambrientos introducían trozos de pan clavados en la navaja. Cada uno traía su segundo plato, un arenque o una lata de sardinas. Como postre, un racimo de uvas o una cala de melón.

Ahora ya no se come en el campo. A las 2 del mediodía termina el trabajo de una jornada que comenzó a las 6 ó 7 de la mañana. A las 10 hubo una parada para comerse el bocadillo, un pequeño descanso de un cuarto de hora, para coger fuerzas y continuar hasta la hora del almuerzo, que se hará en casa y al que seguirá una siesta.

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Almacén / Bocoy.- Almacén y bocoy eran palabras unidas en las tareas del verdeo y significaba para el cogedor conducir la aceituna a un lugar definitivo. Los toneles en los años 50 formaban una industria en apogeo, llenando los extensos patios de los almacenes de aceitunas. En algunos almacenes tenían taller de tonelería y en muchos pueblos sevillanos había talleres de bocoyes, que hacían florecer un gremio artesano importante en la comarca. Allí se doblaban las duelas de castaño y se ceñían con abrazaderas de hierro, formando el recipiente en forma de bocoy o de cuarterola que contendría manzanillas o gordales.

Actualmente los bocoyes que se alinean en los patios de los almacenes son de plástico o goma, como las espuertas, y como éstas, más duraderos y menos degradables.

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Aliño.- Las aceitunas eran cocidas en agua y sosa caústica, se llenaban los bocoyes apilados en los patios de los almacenes, y cada día los faeneros se ocupaban de «requerir», es decir, echar salmuera en los bocoyes a través del agujero. Cuando las aceitunas estaban aderezadas, llevaban los bocoyes al interior del almacén, para ser desfondados y repartir su contenido por las mesas del escogido, donde las mujeres se encargaban del deshueso y relleno de las aceitunas, que finalmente, saldrían al mercado.
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Cambios imperceptibles se producirán en estas labores cuando vuelvan a repetirse otro año más, ya olvidado el verdeo de este 2010. Los olivos seguirán ahí inmutables ante la abundancia o la escasez, los precios altos o bajos y las incidencias de los cogedores.

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