Cancelas de Arahal. Puertas de hierro que ocultan y dejan ver, separando a voluntad el espacio interior del exterior. Busco la palabra cancela en el diccionario: “En algunas casas andaluzas, verja de hierro forjado que sustituye a la del portal, impidiendo el paso al patio, pero permitiendo que se vea…” Y muy bien definida en el ambiente teatral de los Alvarez Quintero: “Al foro, la cancela, tras de cuyo encaje de hierro se ven el zaguán y la puerta de la calle, casi siempre entornada. A derecha e izquierda de la cancela, sendas habitaciones…” Aquí empezaba y terminaba la vida cotidiana.
Pensar en cerramientos de la arquitectura de Arahal es pensar en elementos realizados en herrería: barandas, balcones, rejas de ventanas, cierros, escaleras, etc. Pero, entre todos, ninguno como las cancelas. La cancela de hierro era antes realizada por un herrero a medida para cada casa, con un diseño artístico y elementos según el gusto del cliente. Primero fueron de forja, luego se fabricaron de fundición. Ocupando el vano de la puerta, la parte de arriba terminaba en arco de medio punto, con algun lema (ave maría) o fecha de construcción de la vivienda. La parte baja (un metro sobre el suelo) tenía mayor número de barrotes o una chapa para evitar la entrada a la casa de pequeños animales. Los elementos de la cancela podían ser cilíndricos -barrotes- o planos -pletinas-, a los que había que añadir formas decorativas de forja o fundición. En la imagen de arriba, un fragmento de cancela realizada con pletinas pintadas en blanco, formando una red de elementos geométricos muy finos. Se cubre por detrás con cristales translúcidos.
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Aquí arriba, dos cancelas de forja de similar aparencia, pero de distinta ejecución. La de arriba, más antigua, esta realizada con un cuerpo bajo de barrotes y uno alto de pletinas que se curvan y llenan el arco de medio punto. La de abajo, realizada sólo con pletinas, que al ser muy delgadas forman un entramado parecido al encaje. Es propia de principios del siglo XX. En ambas la labor artesanal de la herrería es fundamental.
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En esta cancela, también de forja, la transparencia de las anteriores desaparece pues se cubre por detrás con puerta de madera y cristal. He conocido esta cancela con y sin puerta: no sé por cuál decidirme. Con la puerta de madera se suprime lo artísticamente aéreo de las pletinas sustituyéndolo por una mayor intimidad y el final de las corrientes de aire. En este caso se han utilizado cristales esmerilados, siempre guiado el artesano por el buen sentido, el gusto del cliente y los materiales disponibles. En el centro del arco tiene la fecha de construcción de la casa y ejecución de la cancela: 1901. El cierre de madera es de los años 50. Detrás de la cancela se ve una puerta de madera con cristales de colores, que tenía la función de proteger de las miradas exteriores, cuando la cancela no tenía sobrepuerta.
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Esta es una cancela de hierro fundido o colado en el interior de una casa de la calle Morón. Después de la puerta de entrada, que es de madera, un breve corredor da paso a la cancela, cubierta con cristales de colores. Éstos tamizan la luz del patio. No es habitual el cristal de color en las cancelas de la calle, que al estar protegidas por el zaguán necesitaban dejar pasar mayor luminosidad.
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Las dos cancelas de arriba son de fundición o hierro colado. La primera, pintada de blanco, tiene incluso una fecha de principios de siglo, que indica su antigüedad. Este tipo de trabajo en hierro se había generalizado con la difusión metalúrgica nacida de la revolución industrial del XIX. Con innovaciones, la cancela de fundición es la que habitualmente se utiliza hoy. Ahora es impensable una cancela de forja, pues ya no existen talleres artesanales ni herreros dispuestos a hacerla. En la imagen de abajo se ven elementos decorativos de cancelas, verjas, cierros, etc. aplicables indistintamente a diversos trabajos de fundición. Y en la última, un taller de metalurgia actual con cancelas de hierro fundido.
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