El viajero romántico más conocido en Arahal, o quizás el único, es el norteamericano Washington Irving, que pasó por el pueblo en 1829, camino de Granada y de la Alhambra. Que sea más conocido que otros viajeros del s. XIX se debe al éxito y difusión de sus obras, en especial los famosos Cuentos de la Alhambra, publicados en Filadelfia en 1832 con el título de “Conjunto de cuentos y bosquejos sobre Moros y Españoles”. También en Arahal es conocida su estancia porque lo que escribió, el relato sugerente y exótico de la posada, fue divulgado y publicado en la obra citada.
Washington Irving nació en Nueva York en 1783. Estudió Derecho, pero sus intereses estaban en el mundo del periodismo y la literatura. En 1815 se trasladó a Europa, viviendo en algunas de sus ciudades. Vino a España llamado por el embajador de su país para que estudiara en El Escorial documentos relacionados con el descubrimiento de América. Fue en este primer periodo español cuando pasa por Arahal camino de Granada. Más tarde Irving sería nombrado secretario de la legación norteamericana, y con el tiempo llegaría a ser embajador de los Estados Unidos en Madrid (1842–1845). Este viajero incansable terminaría volviendo a su pais y muriendo en su casa del estado de Nueva York en 1859.
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Washington Irving tenía 46 años cuando pasó por Arahal. Es en el atardecer de un dia del mes de Mayo de 1829 cuando el viajero nos lo cuenta: “Llegamos a Arahal, pueblecito entre cerros, poco después de puesto el sol. Lo encontramos animado por una partida de migueletes que recorrían la comarca a la busca y captura de ladrones…” Se piensa, sin mucho fundamento, que Irving se hospedó en la antigua posada de la Plaza Vieja. Es tan firme la creencia que en Arahal se le dió el nombre de Posada de Washington Irving, aunque esto no sirvió para que se respetara su memoria, pues el edificio fue destruido en los años 80.
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Este archivador de cartas oficiales es de 1844 y pertenece a su época de embajador de los Estados Unidos en Madrid (1842–1845). En diferentes etapas, Washington Irving se fue convirtiendo en un gran hispanista, gracias a su trabajo y a sus períodos de permanencia en España, siempre con afán de conocimiento de la historia y la literatura españolas.
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Como buen viajero, aceptando la dura tarea de viajar en aquella época, Irving escribe antes de llegar a Arahal: “seguimos camino adelante en nuestras cabalgaduras a través de la campiña. Era una de esas extensas llanuras, tan frecuentes en España, en la que durante millas y millas, no se ve ni un árbol ni una casa…” Es algo parecido a lo que dicen otros viajeros románticos. Cuando aparecen más personas en el camino, tendrían un aspecto parecido al que nos pinta el inglés John Phillip en su cuadro (Spanish Peasants. The Wayside in Andalucia), realizado en 1863 dentro del gusto romántico de la época.
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Algunos caminos eran más peligrosos. En este cuadro de M. Barrón y Carrillo, pintado en 1852, se ve a unos viajeros por la sierra, un tema romántico con pretexto paisajístico. El título es Contrabandistas pasando por la Serranía de Ronda. Washington Irving tomaba nota, según le informaba su guía Antonio, de los viajeros con que se cruzaban en los caminos. En su diario dice: “Los contrabandistas de tabaco tienen buenos caballos y corren riesgos considerables…” Y en la posada de Arahal: “el jefe de la partida de migueletes nos dijo que poseía una lista de todos los ladrones del contorno y que era su propósito capturar a todos aquellos hijos de su madre. Al mismo tiempo nos ofreció algunos soldados en calidad de escolta…” Cosa que rehusó Irving.
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Muchos tipos pintorescos se cruzarían en el camino del escritor. Como estas dos gitanas pintadas en 1857 por el inglés inglés John Phillip y titulado Gypsy Musicians of Spain. De su estancia en la posada de Arahal escribe Irving: “En tanto que cenábamos con este jactancioso compañero, oímos las notas de una guitarra y el alegre repiqueteo de las castañuelas, y al momento,un coro de voces entonaba un aire popular. En efecto, nuestro posadero, había conseguido reunir cantores y músicos aficionados, así como a las bellas aldeanas del vecindario. Cuando salimos, el patio de la posada ofrecía el aspecto de una auténtica fiesta española…”
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El escritor vino a España para investigar en sus archivos, como vemos en este cuadro titulado Washington Irving in the Archives of Seville de David Wikie. Está fechado en 1828, es decir, un año antes de su partida para Granada. Fruto de su actividad investigadora fué el libro titulado The Life and Voyages of Christopher Columbus. Más adelante ampliaría sus proyectos españoles.
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Una galera con viajeros en el camino de Granada. Este es el tema del cuadro pintado por Marius Engaliére en 1854 que refleja muy bien el mundo español que vivió Irving, mostrando vias de comunicación y medios de transporte de la época. El escritor, como otros viajeros románticos, se conformó con las incomodidades de los caminos en su afán de conocer España.
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En una hoja manuscrita de sus notas, que se conservan en la Biblioteca de Nueva York, Washington Irving apunta el significado de nombres característicos españoles: Pepe, Pepa, Pepita, hidalgo, hidalguía. Describe un duro de la época como “un dólar de plata”.
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Esta fotografía, realizada después de la estancia del escritor en España, refleja bien el ambiente que pudo encontrar en Granada. Está realizada por Charles Clifford en 1862 y se titula Gitanos en el Patio de los Leones.
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Otros vajeros que pasaron por Arahal
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(Cuentos de la Alhambra – Página 37)
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