Archive for febrero, 2009

Mayetes, mayetos y pelentrines

febrero 27, 2009

Es difícil encontrar referencias de la palabra “mayete”  en diccionarios (on line o en papel). Salvo en algunas expresiones populares y algun chiste, el “mayete” practicamente no existe. Más visible está la de «mayeto», incluida en el Diccionario de la Real Academia Española, a diferencia de mayete, que no lo está. Pero mayeto es palabra que se circunscribe a una zona andaluza muy concreta, la de Rota (según el Diccionario, mayeto es «viñador de escaso caudal»). Buscando  a los mayetes he encontrado a los pelentrines, pequeños propietarios en el mundo agrícola español. Esta palabra también arrastra a otra, los pegujaleros, labradores con poca siembra o labor, o ganaderos con poco ganado (también en el Diccionario), y que se dan más en el campo murciano. En definitiva, la palabra mayete, tan oida en mi juventud y tan bien representada en personas que conocí, queda huérfana de diccionarios y enciclopedias. De ahí mi intento en la recopilación siguiente, tratando de acercarme a su interpretación actual.

tractorista

La definición de mayete más simple que encuentro es:  pequeño propietario de tierras en los pueblos (1). De esta sencilla definición paso a otra, encontrada dentro de un chiste, lo que da idea de la utilización satírica del término: “Esto eran dos catetos, que fueron a Sevilla, a la Giralda… Y entraban en una casa, y era un mayete (agricultor propietario acomodado), y tenía varias…“ (2)  El autor explica entre paréntesis qué es un mayete, añadiendo a la primera definición la del acomodo. En una tercera búsqueda, encuentro en una página de Carmona que habla de arquitectura, qué grado de acomodo es: “los medianos propietarios, mayetes en Carmona, habitan las casas de…» (3) Y en otro texto de arquitectura -curioso que salga la palabra en estudios arquitectónicos-, leo: “la de los medianos propietarios (mayetes, pelentrines, etc.) y la riqueza de soluciones espaciales y ornamentales a la que acudieron…” En el texto se estudia el habitat de distintos grupos sociales y su peculiaridad.  Hasta ahora en esta búsqueda idiomática he encontrado al mayete en tres grados de propiedad: pequeño, mediano y acomodado.

mayeto

En una columna periodística (El Mundo de Andalucía 31/08/02) aparece una definición más aclaratoria, dictada al autor por un marchenero: “…lo que en Marchena llaman mayete para señalar al que ni es terrateniente pleno ni tampoco pelentrín“ . Como vemos, esta es la segunda vez que la palabra pelentrin acompaña a la de mayete. Y en otra página continuan las comparaciones.  Es un documento PDF en el que se estudia la población de Palomares del Río: “…se dice señorito, no era ni medio mayete de mi pueblo” . Con lo que se quiere aclarar que un mayete no es un señorito, aunque tenga más dinero que él.

En el libro “The People of the plain” (La gente de la Campiña), escrito en 1955 por David Gilmore, antropólogo de la Universidad de Columbia, Nueva York, encuentro una canción sobre los mayetes,que se quejan de los costes laborales, el tiempo, y los cereales (4):

Los mayetes con el tiempo estaban desesperados.

Y con la falta de agua

Poco crecían los sembrados.

Si el algodón no sembramos

Y tampoco hay maíz,

Creemos que muchos de ellos

No van a poder dormir!

Aquí nuestro director oyó una conversación: Dos mayetes se contaban Cada uno su dolor.

Uno le decía al otro: Yo ya lo tengo pensado: si no viene el agua pronto, al canal me voy tirado.

El libro es un estudio antropológico de las gentes de Fuentes de Andalucia en sus fiestas de carnaval. Aquí los mayetes no se definen por la extensión de sus propiedades sino por su afán laboral, su obsesión de faena agrícola, de la que se burlan los jornaleros. Esta crítica se convierte en avaricia y se traslada a la mujer en la Revista de Folklore de la Fundación Joaquín Díaz: “…Y la mujer era muy tacaña, era una mayeta muy tacaña“ (5).

A estas alturas ya puedo hacerme una idea vaga del prototipo de mayete:  propietario acomodado, con afán de posesión de tierras. Aunque me pregunto cuántos mayetes existen aún en la campiña sevillana. Pregunta que tiene su respuesta en una página joven de Marchena: «!…el campo (por favor, que nunca se extingan los mayetes) (6) y el turismo cultural». O sea, el mayete desaparece.

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Referencias bibliográficas:

1.- Amigos de Andalucia

2.- Fundación Joaquín Díaz

3.- La arquitectura doméstica en Carmona

4.- The People of the plain

5.- Fundación Joaquín Díaz

6.- Marchena. Foro gatuito

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Añado aportación de Jaime Rodríguez sobre la entrada mayeta/te en el «Repertorio lexicográfico de la Sierra Sur de Sevilla»:

Mayeta/te: F. y M. 1. Esposa del mayete 2. Labrador con pequeña propiedad. En algunos lugares como Osuna se usa la forma mayeta para designar también al masculino. Se dice mayete fuerte para significar la posesión de una propiedad mediana. En el Vocabulario andaluz se registra la forma mayeto que se da como de Cádiz y se define como viñador de escaso caudal. En Los días del Sur con la misma acepción pero con la variante ortográfica malleto: “ese respeto litúrgico a las personas mayores con que de siempre se habían educado los hijos de los malletos rurales”. (Pág. 32). En Tierra de rastrojos con la forma presentada aquí: “habían dejado caer sobre los campos su carga líquida y los habían puesto frescos y relucientes, llenando de esperanza y buen humor a los colonos, a los pelantrines, a los mayetes, a los aparceros y a todos cuantos vivían del campo”. (Pág. 269). En DRAE y DUE de la misma forma que en el Vocabulario andaluz. En el DEA se recoge también mayeta como fresa silvestre. En Vida mayetera (pág. 142) se recoge un tópico según el cual los mayetes estarían quejándose contínuamente y por todo:

“Ser del gremio de <<mayetes>>,

tenía un valor especial,

que por bien o para mal,

del trabajo hizo temple.

Que en espíritu latente,

mientras el cuerpo trabajaba,

con quejas se lamentaba,

por el tiempo que hacía…

Si era seco… si llovía…

Si el solano… si nevaba…”

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El algodón trajo el racionalismo

febrero 21, 2009

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Cuando imagino Arahal como arquitectura, siempre pienso en la barroca o la tradicional blanco y amarillo. Por eso me sorprendió leer sobre un edificio racionalista en el pueblo, además con cierto valor en la arquitectura sevillana del siglo XX. Es el almacén de Hytasa, en el paseo de la estación. Así que acudí a ver de nuevo este viejo edificio, conocido por mi desde la adolescencia. Dudaba que estuviese allí todavía y no estaba muy equivocado, pues me informó el amigo que me acompañaba que estaba condenado al derribo.  Me alegré de no llegar tarde y poder fotografiarlo.

Copio lo escrito al respecto en Arquitectura de la industria en Andalucía de Julián Sobrino: «La expansión experimentada por los cultivos de algodón durante el periodo de los Planes de Desarrollo… obligó a la Factoría Hytasa (Hilaturas y Tejidos Andaluces S.A.) a construir una serie de almacenes de materia prima en diversas localidades. Nos interesa destacar los proyectados por José Galnares Sagastizábal (1904-1977) en Lora del Río y El Arahal.

«El edificio para almacén de Hytasa en El Arahal, también de los años 60, se forma a partir de una nave a dos aguas disimulada por falsa azotea. La composición de huecos en la fachada, adintelados de disposición vertical, imprimen un ritmo a la fachada que conjuga extraordinariamente con el volumen cuadrado del conjunto edificado. Pertenece esta obra plenamente a un movimiento moderno de gran pureza adaptado a necesidades industriales. El interior es completamente diáfano sobre la estructura de hormigón armado que se articula en grandes vanos que proporcionan una gran luminosidad. Las cerchas metálicas de perfiles ligeros atirantados no confieren pesadez u opacidad a la cubierta, sino que la realzan mediante un bello juego geométrico.»

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Arriba, nave de almacén de Hytasa en Lora del Rio, que construyó Galnares en 1954.

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Aquí arriba, naves de Hytasa en Sevilla, la «casa madre», construidas por Juan Talavera Heredia y José Galnares Sagastizábal. Fue creada para abastecer al bando Nacional en la Guerra Civil de productos textiles. Parte de las naves han sido vendidas y tras obras de readaptación han pasado a albergar las Consejerías de Empleo y Asuntos Sociales.

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Arriba, página de Blanco y Negro de 1934 mostrando algunos comercios construidos por José Galnares. Uno de ellos, calzados Segarra. Para ver la obra de este arquitecto: Sevilla. Siglo XX.

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Soldado de Arahal

febrero 17, 2009

Repasando viejos periódicos en busca de noticias de Arahal, me encuentro una curiosa nota en El Imparcial del 3 de Diciembre de 1896. Un comerciante de la calle Sierpes de Sevilla con un apellido muy arahalense, D. Joaquín Pedregal, ofrece una casa del pueblo de por vida al primer soldado «que regrese inútil de la guerra». Esta patriótica oferta se refiere a la guerra en ultramar, la guerra de Cuba (1895-1898).

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La guerra de Cuba se había iniciado el año anterior, en 1895. Los motivos de esta llamada Segunda Guerra de Independencia, que sería definitiva, fueron entre otros el derrumbe de los precios internacionales del azúcar en 1884 y el descontento general.

En el momento de esta nota relacionada con Arahal, los efectivos españoles en Cuba habían aumentado en 200.000 hombres, con el consiguiente endurecimiento de la guerra. Al final, las pérdidas entre los rebeldes fueron cuantiosas, pero no hubo menos en las filas de España, llegando a más de 62.000 hombres. He tratado de encontrar una segunda nota periodística con el resultado de esa oferta «patriótica», pero en vano. Al final, desconozco si algun soldado arahalense pudo disfrutar de la casa ofrecida por el camisero Pedregal.

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También desconozco el número de los soldados de Arahal que estuvieron en la guerra de Cuba, pero seguro que los hubo. Como es natural, después de la guerra colonial, los soldados españoles fueron repatriados a España desde Cuba y Filipinas. Sería posible saber sus nombres en los Archivos Militares que contienen Hojas de Servicio de los soldados, tanto en el Archivo General de Simancas como en el Archivo General Militar de Segovia. Pero mi intención sólo es dejar constancia aquí del fervor «patriótico» de este fin de siglo y fin de colonias, que invade también la calle Sierpes.

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Referencias bibliográficas:

El Imparcial. 3 de Diciembre de 1896.

Guerra de Cuba. Desastre del 98.

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Imágenes: Arriba, soldado de infanteria de la guerra de Cuba (soldadito de plomo). Centro, grupo de soldados en Cuba. Abajo, noticia de prensa de El Imparcial.

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Arahal toledano

febrero 13, 2009

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Dar un paseo por la zona monumental de Arahal puede despertar sensaciones e imágenes imprevistas. Cuando lo hice esta tarde de invierno, acompañado por el crotoreo de las cigueñas, recordé un paseo similar por la ciudad de Toledo.  Quizás fuesen las calles estrechas elegidas para el recorrido, los ladrillos moriscos resplandecientes o el celaje de una amenaza de tormenta. Me alegré de no tener pereza para andar este pequeño trozo de historia de mi pueblo. Sus calles bien conservadas, el arte que encierra cada rincón a través de portadas y casas, son encantos más que suficientes para pasar por allí cuando visito el pueblo.

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Me encaminé por la calle Pozo Dulce disfrutando de la fachada de la casa de los Mencos, sin la interrupción de muchos coches y llegué al Cristo, después de bordear la parroquia de la Magdalena,  para divisar iluminada por el sol la fachada de la iglesia del antiguo hospital en una buena perspectiva.

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Su esbelta torre de ladrillo, de cuerpos superpuestos y en disminución, rematados con abundantes elementos decorativos, es pura poesía arquitectónica. Los grandes tableros de azulejo esmaltado, del mismo color del cielo, proporcionan ese recubrimiento que es una nota de excepción en el conjunto.

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En la plazoleta solitaria, de espaldas a  la fachada, un contraste de luz en la tarde, con la silueta del convento de Ntra sra del Rosario, acentuaba con su  contraluz ese sabor toledano. Sólo por un instante, luego volvió la luminosidad andaluza.

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No es mi intención en esta entrada describir lo ya descrito muchas veces. Para el paseante que desee completar la información de esta visita sentimental, existen libros con el estudio del monumento y sus vicisitudes históricas. Libros escritos por arahalenses. Dejo constancia de ellos en la bibliografía.

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Referencias bibliográficas:

-La Iglesia del Santo Cristo de Arahal. Historia y Arte de Rafael Martín. Diputación Provincial de Sevilla, 2000.

-Juan Leonardo. Un arahalense al otro lado del mundo. Autores: Paulino Nieto Jiménez,  Sonia Gallardo Cano y Juan Fernández González. Diputación de Sevilla. 2006.

Iglesia del Santo Cristo

Hermandad de la Misericordia 1

Hermandad de la Misericordia 2

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Vía romana de Sevilla a Córdoba

febrero 8, 2009

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Antonio Blázquez escribía en un antiguo Boletín de la Academia de la Historia sobre el camino romano de Sevilla á Córdoba:

«…se ve que la vía arrancaba de Sevilla e iba inmediata y paralelea a los llamados Caños de Carmona, acueducto construido por los romanos, del cual se conservan aún bastantes arcos, y tocaba en la Cruz del Campo.

«A 800 metros de los muros de Sevilla se perdían los vestigios junto a un arroyuelo, sobre el cual existía un puente, volvían a encontrarse, distando este punto 3,2 kilómetros de Sevilla, y a los 7 kilómetros se bifurcaba, yendo uno de los ramales al Arahal, y otro, el de la izquierda, a Carmona…» Esto está escrito en 1912 y no sé qué vestigios quedarán ahora de esta importante via romana con ramal hacia Arahal.

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En el listado de distancias que propone Blázquez según el itinerario de Antonino, desde Sevilla (Hispali) a Córdoba (Corduba), la «bifurcación de la vereda del Arahal» estaba a 18.000 metros de Sevilla y con «calzada visible». Tampoco conozco los restos de esta calzada secundaria de Sevilla a Arahal, pero su existencia indica la importancia de la zona, a pesar de no estar en el recorrido importante: Sevilla – Carmona – Ecija – Córdoba.

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Un aspecto interesante del artículo de Blázquez es su apreciación sobre las mediciones de las distancias y como han pervivido en nuestra cultura rural. Según el historiador, los romanos emplearon una milla cuyo valor aproximado era de 1.330 metros. Y añade que las medidas itinerarias han tenido relación con las agrarias: «la misma cuerda que servía para determinar las yugadas y las fanegas servía para los caminos». Y estas medidas se han conservado con arraigo en Andalucia, donde no se impusieron las medidas castellanas en la Reconquista. Las fanegas sevillanas equivalen a un cuadro de 92,50 varas castellanas.

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También recibe el nombre de fanega la medida tradicional de capacidad, hoy en desuso, que yo he visto utilizar. Su origen está en el nombre hispano-árabe de faníqa, medida de áridos. Aunque la fanega de capacidad no se utiliza, la fanega de tierra sigue empleándose como unidad de referencia, aunque con equivalencia variable según la región.

Referencias bibliográficas:

Antonio Blázquez en el Boletín de la R. Academia de la Historia. Tomo LXI, Cuaderno VI. Diciembre, 1912.

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Imágenes, de arriba a abajo:

1.- Plano con el inicio de la via romana Sevilla-Córdoba. Boletín de la Real Academia de la Historia, 1912. 2.- Restos de una calzada romana. 3.- Listado con distancias desde Sevilla (Hispalis) en el que se ve Arahal. Boletín de la Real Academia de la Historia, 1912. 4.- Un miliario, columna cilindrica indicando los mil pasos (una milla romana). 5.- Fanega: medida tradicional de capacidad para el grano, muy utilizada en el campo, pero ya en desuso.

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Un botánico entre Paradas y Arahal

febrero 4, 2009

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El famoso botánico Jose Celestino Mutis pasó por Arahal el 9 de Agosto de 1760. Venía de Madrid e iba camino de su Cádiz natal preparado ya para emprender la aventura en el Nuevo Mundo. Mutis sólo contaba 28 años y era ya tan afamado naturalista como médico. La relación escrita de su viaje se puede dividir en tres partes: primera, de Madrid a Cádiz, del 28 de julio al 10 de Agosto de 1760; segunda, de Cádiz á Cartagena de Indias, del 7 de septiembre al 29 de octubre siguientes; y tercera, de Cartagena a Santa Fé de Bogotá, desde diciembre a febrero de 1761.

A nosotros nos interesa la primera, la del viajero que pasa por Arahal.  La descripción nos revela a un Mutis que despreciando las fatigas del entonces largo viaje, reconocía y clasificaba plantas, recogiendo semillas para llevarlas a América. Siempre provisto de diarios en sus viajes, él mismo nos cuenta como montado en su mula «separéme yo solo de las recuas con el ánimo de llegar a Paradas un poco antes para ver al Sr. Juan Amador, hermano de Francisco de Jesús, el que estaba establecido en Paradas, aunque era natural del Arahal…» Y continúa más adelante:»…llegó la recua, seguila para continuar la jornada. Hacia las 10 de la noche llegamos al Arahal, que dista igualmente otra legua de Paradas.» Antes había pasado por Marchena, visitando a su tio y a su hermano, también jesuita como él.

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Mutis tardó once dias desde Madrid a Arahal, cabalgando en una mula. Había salido de Madrid el 28 de Julio y llegó a Cádiz el 10 de Agosto por la noche, en total, dos semanas de viaje. Para hacer el camino más agradable, descansaba en el itinerario visitando a amigos y parientes e investigaba las plantas que atraían su curiosidad por donde pasaba, con la intención de llevarlas a América. Escribe: «…a orilla del camino que va a Paradas, hice ir a mi compañero Navarro, pensando que sería una especie de jara la que yo divisaba. Me trajo una mata de una planta de que me pareció tomillo: su flor era mayor que la del tomillo común, y el color tirando a morado claro. Supliquéle que me recogiese semilla…»

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Así pues, J. Celestino Mutis fue a Paradas «para ver al Sr. Juan Amador, hermano de Francisco de Jesús, el que estaba establecido en Paradas, aunque era natural del Arahal.» Desconozco la relación existente entre este Amador y la importante familia de comerciantes gaditanos del mismo apellido que se instalaron en Cartagena de Indias por la misma época en  que Mutis marchaba a sus exploraciones. Habrá que investigar. Quede aquí simplemente el recuerdo del famoso botánico de paso por el pueblo.

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Referencias bibliógraficas:

José Celestino Mutis: Diario de observaciones (1760-1790).

José Celestino Mutis. Biografía

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Arriba: Retrato de Celestino Mutis por J. A. De Machado (Real Academia Nacional de Medicina, Madrid).

Centro: Lámina de la planta del café realizada por Celestino Mutis. (Jardín Botánico, Madrid).

Debajo: Billete de 2000 pesetas. serie D Plancha – Banco de España. 1992. En el reverso se representa la Orquídea Mutisia, a la que Linneo dió nombre en honor de Mutis.

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